Dante y Luis A. Spinetta |
Cómo dejar de ser hijos: el desafío de los herederos del rock nacional
Qué hacer con esa plataforma heredad y la búsqueda de definir la propia voz artística
Spinetta decía sobre Dante en 1998: "No quiero volver a hacer de mi hijo un Luis Alberto que nuestros viejos no nos hubiesen permitido ser", cuando hablaba de su debut como compositor en Tester de violencia con el tema "El mono tremendo", y explicaba la encrucijada personal ante la inminente llegada de su hijo de 12 años al rock: "En cierta manera estoy dividido entre padre y el tipo que entiende ese mundo que, por otro lado, es el que también yo he creado para él".
Tiempo después, Illia Kuryaki and The Valderramas daría los primeros pasos de una carrera que marcó la historia del rock nacional, y Dante cumpliría con dos retos: proponer la novedad que se espera de un recambio generacional y sostener el legado con su enorme apellido, una voluntad que se siente aún más reforzada en él después de la muerte del Flaco.
Los hijos de los rockeros de la vuelta de la demogracia, hoy salen de su adolescencia buscando un espacio para ellos, con la ventaja de haber crecido entre instrumentos, giras, estudios de grabación e invaluables estímulos. Qué hacer con esa plataforma heredada es lo que no les viene resuelto y el desafío que definirá su voz artística. Gustavo Cerati solía hablar en entrevistas de la precocidad con la que su hijo Benito hacía música desde bien chico y también de cómo le escribió un remate, que luego sería devastadoramente pertinente: "Decir adiós es crecer".
La clase 93, Daland Gutieérrez de La Armada Cósmica no se toma a bien cuando en las entrevistas aparecen preguntas sobre su papá, Juanse. Más allá de su cuerpo espigado, su genética stone y algunas referencias en chiste en sus letras, en Budapest, el muy buen debut de su banda, intenta aludir a otras influencias, más cercanas al brit-pop y el grunge.
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